Observando fotografías, navegando entre recuerdos,
repasando viajes, viviendo noches y bebiendo días,
al final, me atrevo a escribir sobre ti, sobre nosotros
No fueron pereza, dejadez ni dudas
A ver que utópico poeta se embriaga de orgullo,
que me lo digan, quien junta ese valor
para escribir sobre ti, a ver que se creen las palabras,
quien las hace bailar para que consigan besar tu senda.
Y es ahora, cuando me crezco un poco,
cuando me atrevo a mostrarte, hablarte y preguntarte,
quien en este mundo, vino más desnuda,
quien si no tu, ha escalado dificultades
y peleado en el ring de la vida cada victoria,
sin haber tirado la toalla ni besado el suelo
Yo, solo puedo darte las gracias,
por dejarme ser el compañero de este viaje, el nuestro
A veces preguntándome por qué eres mi musa,
por qué eres el equilibrio en mi balanza,
por qué si yo soy fuego y tu eres hielo,
yo corazón y tu cabeza, tempestad y calma
Quizás, hasta tú buscases lo mismo que yo.
Me hablas de ciudades, de destinos, de lugares,
Me preguntas sobre una diminuta razón,
si nos puede separar, y ahora, cuando estoy soñándote,
te digo que no hay mas patria que tu cuerpo
ni más fronteras que las curvas que dibujas al alba
Pero insisto, en que todas estas palabras,
ni si quiera vestidas de gala te merecen
Que tu mirada, tus sonrisas y caricias
no se escriben, no se puede, solo se sienten
y yo, en el olimpo, en el nuestro,
al recibirlas, siento que toco el cielo
Abel Aparcio González - 2008
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