Recorriendo Venecia me ahogaba en sus canales,
en la muralla de Carcassonne me sentí desprotegido,
en los museos de Florencia me vi superado por el arte,
en Barcelona el mundo se me quedaba grande.
En los picos más altos de la montaña leonesa,
ni me sentí perdido, ni me sentí vació,
me embriague de ti.
Éramos invencibles, no conocíamos el miedo,
viendo como paso a paso, nos sentíamos uno,
formando parte de la naturaleza, simbiosis.
Como si toda la vida,
la hubiésemos pasado en ese camino
Nos comíamos los kilómetros, los labios,
a tramos a tu vera, a tramos a la mía.
A tramos, juntos, el mundo se nos queda pequeño.
Abel Aparicio González - 2008
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