viernes, 1 de agosto de 2008

Cuando seas grande

Casi antes de abrir mis ojos, casi antes de recorrer mi primer metro,
casi antes de poder querer comprender
mis mayores me decían, cuando seas grande
comerás huevos.
Esa primera abertura de ojos, inocente, no auguraba su devenir
Animales de la misma especie marginados, siendo un número*
Otros, ellos, repartiendo el mundo, sintiéndose sus poseedores,
poseedores de buena fe.
Triste disfraz de un falso dios, triste disfraz, pero muy real.
Siendo la primera especie que no se adapta al medio,
efecto contrario, destruyéndolo, pero…
Pero eso no importa, soy mayor, produzco, genero.
Vuelvo la vista, me veo de niño, abrazado a mis amigos,
teniéndolos, llorando de alegría, inocente, virgen.
Tanto mi cabeza como mi corazón se unen para decirme,
no quiero comer huevos.


* En los países más pobres de Africa, cuando los niños nacen, se le asigna un número debido a la alta mortalidad infantil. Si al cabo de dos años sobreviven, ya se les pone un nombre


Abel Aparicio González - 2008

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