Podía ser una noche cualquiera, en un lugar cualquiera, con cualquier compañía,
pero no lo era, una extraña sensación me invadía, presagio de algo especial.
Esa noche la luna, no se quiso mostrar, por vergüenza, por soledad, por miedo,
quizás comprendiendo, que en ciertas ocasiones, incluso ella, no está a la altura.
Las agujas marcaron el inicio, yo,sentado en el suelo, regándome con una cerveza.
Una guitarra lo embrujaba, las palabras salían solas, las miradas, fijas.
Escuchaba lo que en alguna noche como esta, habíais escupido sobre un papel.
Distintos estilos, distintos lugares,pero allí todos hablábamos la misma lengua.
Iban transcurriendo los minutos, una sensación de bienestar invadía mi cuerpo.
Llego la segunda cerveza, fiel compañera,ella, cómplice de tantos versos...
El local se llena, como es posible, que altruistamente, nos hagan este regalo.
Una noche como esta, ellos, quisieron sepultar vuestras voces con las armas,
inconscientes, de que las letras salen solas, al igual que los ideales, que la poesía.
Las armas nos pueden quitar una vida,pero la fuerza de las palabras es eterna.
Ese es su miedo, que la poesía no secontrola, ni con el dinero, ni con la fuerza.
Vosotros, maestros, acabasteis de dar la lección, nosotros, alumnos, la aprendimos.
Una vez más, no podemos poner a nadie porencima de nadie, ya que nadie lo es,
son diferentes formas de contarlo, de sentirlo, de pensarlo y plasmarlo en un papel.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras, que hay imágenes indescriptibles,
yo diría que menos palabras, haciéndolas bailar de esa manera, son más que una imagen.
La noche finalizaba, pero antes del alba la lluvia empezó a caer, quizás, fuese la luna,
ya que celosa de todo aquello, por lo menos, se sintió consolada de rozarnos,
para que de algún modo, pudiera sentirse partícipe de aquellas sensaciones,
parte de aquellas personas que hicieron posible la II poesía en los bares.
Abel Aparicio González - 2008
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