martes, 30 de junio de 2009

Barcelona... La noche de San Juan

Mi primer San Juan fue ya hace muchos años, hoguera al lado del río Bernesga y fiesta en el barrio húmedo de León. Mi último San Juan fue hace 1 semana, la noche más corta llamaba a mi puerta con la nostalgia de aquellos años, pero con la vivencia de los presentes.

Esta vez fue en otra ciu
dad, quizás, junto a la cuna de León comparta mi podium de las urbes. El misticismo de esa noche se siente, se siente cuando las primeras antorchas empiezan a iluminar la playa, cuando las hogueras empiezan a ser el centro de varios corrillos y cuando los primeros fuegos son reflejados en el agua del Mediterráneo. Se siente cuando recuerdas que esta misma noche ya las has vivido varias veces y sigue siendo la misma, por eso mandas mensajes, para traerte a esta ciudad a los que no están para que se unan a los que sí. Sin saber como, el sol asoma por la ventana del horizonte y echas el último trago del cubata de ron mientras el humo de la última calada se va a la orilla donde tienes puesta la mirada.

Y como se suele dec
ir, las noches se van, pero las ciudades se quedan, en especial esta, se queda muy dentro. Se queda esa pareja que va de la mano en el carril bici, se queda esa fila de motos aparcada en una acera del Rabal, el pa amb tomàquet en el barrio de Gràcia, el paseo en el parque Güell, la multiculturalidad de Las Ramblas, el paseo al atardecer por la Barceloneta, como también se queda esa cerveza con Loquillo en el Tibidabo, hablando sobre rubias tatuadas en nuestros corazones, o ese gol, en el último minuto de unas olimpiadas en Montjuïc.

Barcelona posee eso, la magia en sus calles, que me hace sentir a gusto, e
sa maleta en un andén de Sants o en una terminal del Prat, que viene a quedarse, o que se va, pero que hace que esta ciudad tenga esa diversidad, mientras la brisa se lleva mis malos humos, los cuales, se convierten en tranquilidad, en cultura de calle, de música, mientras tres tipos te pueden hacer una foto, tocarte una canción o pintarte un cuadro, esto, entre otras muchas cosas, es Barcelona, y eso, entre otras muchas cosas, tiene la noche de San Juan. Quizás todo esto sea mejor cuando tienes posada en casa de una persona con la que compartiste tu primer San Juan y el último, y lo más importante, con la que compartes abuelos. Junto a él, levanto mi copa de cava y mi pan tumaca para decir… VISÇA LA NIT DE SANT JOAN.


domingo, 21 de junio de 2009

Conversaciones y lecturas de bar

Ocurre en algunas ocasiones, cuando en las convesaciones de noche de bar, tratas un tema sobre el que acabas de leer un poema esa misma tarde, en otro lugar de servilletas pintadas por mil manos en su barra, con la música de fondo y rodeado de los ruidos de la tranquilidad.

Ocurre cuando lees a Luis García Montero y sus "Deudas de Juego", ocurre cuando somos una conversación.


En algunas palabras, quizás en las mejores,
suele crecer la hierba.
Y yo las imagino
a través de sus largas estaciones de lluvia,
y las conozco,
y no las llamo por su nombre
para que el corazón no pueda traicionarme,
y las veo pensar en el desierto
hasta quedarse secas,
hasta sentir el rastro vergonzoso
de sus enfermedades.
Entonces es la hora. Decido caminar
bajo la luna hospitalaria
que comprende la ley de mi paciencia,
y de la misma forma
que a los ojos se acerca un adjetivo,
acerco una cerilla a las palabras
para que se consuman
y pierdan la maleza,
con preocupada lejanía,
con silencioso resplandor,
igual que las hogueras en la noche.

En otras aventuras
la luz se ha desnudado con modales de niebla
y la fugacidad
ha compuesto en el aire
un cobrador de mano temblorosa
y el recibo de un sueño.
Hay palabras que buscan
el vapor amarillo de los faros
con sus mundos fugaces.
Una luz afilada
con la carretera y la imaginación
para invitarme a perseguirla.
Pero yo me convierto en hotel despoblado
o en bar de algún camino
que cruce las fronteras y los bosques,
y entorno la quietud de una ventana
que se duerme en un lago,
y me siento a esperar
hasta que se apaciguan los motores
y las palabras vuelven a sentirse palabras.
Si frenan en la orilla de un recuerdo,
acompaño a sus faros
por los desvanes de la oscuridad,
freno la lentitud
de lo que vive al fondo del olvido
y, mercader de nieblas,
con razones ecuánimes,
les descubro mi pacto:
yo les entrego un cuerpo donde poder vivir,
ellas le dan un nombre
a las encrucijadas de mi cuerpo.

Suben desde la umbría,
apuran el sentido de los atardeceres
y llegan a la luz por las conversaciones.
Lugar de conjurados, las palabras.
Por eso necesitan una noche de frío
y el reclamo secreto de una voz familiar
para volver a casa.
Quien vigile la calle
descubrirá un balcón iluminado
y dos sombras amigas que se juntan
a discutir sus deudas,
el saldo compartido de lo que se perdió
en un rincón del tiempo
al levantar el as de corazones.

Las deudas de este juego son un reloj de arena,
la cuchilla que rompe una mirada,
la fuente que guardó el cadáver de un pájaro,
los muros del jardín
y el vacío que habita
el interior de las estatuas.

Fue así como los dioses perdieron sus antorchas.

El poeta lo dijo, únicamente somos
una conversación.
Las hogueras, los faros
y la luz de la calle vigilada
preguntan todavía
por sus razones y sus consecuencias.

Una conversación somos nosotros.
Palabras con instinto de ciudad,
palabras encendidas
que dejan en los versos confesiones
de gaviotas nocturnas,
y el calor
de los amantes fatigados
que se abrazan y ruedan lluviosamente unidos
por el umbral del sueño

miércoles, 17 de junio de 2009

Festival celta Reinu de Llión

El Festival Celta, tras un lustro en silencio, regresa a León en lo que será su tercera edición, con el escocés Fred Morrison como cabeza de carte. Entre el 17 y el 21 de junio, la capital leonesa recuperará este certamen musical, que renacerá de la mano de «lo mejor que existe en el mundo de música celta», ha explicado en rueda de prensa el concejal de Cultura Leonesa, Abel Pardo. Los conciertos, que se desarrollarán al aire libre en la céntrica Plaza de Don Gutiérrez, amenizarán las noches de la ciudad con la misión de proyectar a León a «nivel internacional a través del hermanamiento con otros pueblos» mediante el lazo de la música.



lunes, 15 de junio de 2009

Diarios de la calle - Freedom writers

Pocas películas me han marcado tanto como esta. Es una de mis películas favoritas. Calle y letras, problemas y su forma de sacarlos fuera a través de un papel, para luego ese papel compartirlo, aprender y confiar en si mismos.

TITULO ORIGINAL: Diarios de la calle - Freeoom writers
AÑO:
2007
DURACIÓN:
123 min.
PAÍS:

DIRECTOR: Richard LaGravenese
GUIÓN: Richard LaGravenese (Libro: Freedom Writers, Erin Gruwell)
MÚSICA: Mark Isham, RZA
FOTOGRAFÍA: Jim Denault
REPARTO: Hilary Swank, Patrick Dempsey, Scott Glenn, Imelda Staunton, April L. Hernandez, Mario, Jason Finn, Hunter Parrish
PRODUCTORA: Paramount Pictures / MTV Films / Jersey Films
WEB OFICIAL: http://www.freedomwriters.com
GÉNERO Y CRÍTICA:


Drama / SINOPSIS: Erin Gruwell (Hilary Swank) es una joven profesora recién licenciada que le asignan como primer trabajo dar clases de lengua a un grupo de alumnos de un instituto de Long Beach (California), donde sólo hay malos estudiantes de zonas marginales que tienen la violencia entre bandas en su día a día. Después de un mal comienzo con su clase, pronto encontrará la manera de acercarse a ellos: les hablará de Ana Frank y otros adolescentes menos afortunados que ellos que vivieron grandes tragedias humanas y escribieron sobre ellas...




jueves, 11 de junio de 2009

Placebo: Every me every you

Dije en un escrito anterior, que las canciones van de la mano de los lugares, que van en las camisetas de las personas, que se escuhan bajo el paraguas de la amistad esos días de invierno o sobre la hierba del parque los días soleados. En el salón de una casa de Madrid, tres AMIGOS, en esas tardes de verano o en las noches de invierno, escuchaban como las primeras guitarras empezaban a sonar, con la companía de una buena cerveza y rodeados por el humo de miles de palabras. Ander, Pelu, ¿Aún la escuchais?


Amor irresistible es enviado por cielo
Tú lloriqueas, nuestras pasiones están agotadas
Mi corazón es una fulana, tu cuerpo está en alquiler
Mi cuerpo está roto, el tuyo está gastado

Esculpe tu nombre en mi brazo
En lugar de estresado, me tumbo aquí encantado
Porque no hay nada más que hacer
Todo tú y todo yo

Amor irresistible, elijo una caja
Ninguna otra caja elijo para usar
Otro amor yo abusaría
Sin circunstancias que pudieran disculparme

De la forma que llegan las cosas
Demasiado veneno se desata
Porque no hay nada más que hacer
Todo yo y todo tú
Todo yo y todo tú
Todo Yo...él

Amor irresistible es sabido que da vueltas
Propenso a aferrarse y malgastar estas cosas
lloriqueos por el amor de Dios
Nunca ha habido demasiado en juego

Sirvo mi cabeza en un plato
Es solo comodidad, llamar tarde
Porque no hay nada más que hacer
Todo yo y todo tú
Todo yo y todo tú
Todo Yo...él
Todo yo y todo tú
Todo Yo...él

Como el desnudo conduce al ciego
Sé que soy egoísta, soy cruel.
Amor irresistible siempre encuentro
Alguien a quien magullar y dejar detrás

Solo en espacio y tiempo
No hay nada aquí pero lo que aquí hay aquí es mío
Algo prestado, algo melancolico
Todo yo y todo tú
Todo yo y todo tú
Todo Yo...él
Todo yo y todo tú
Todo Yo...él

Sucker love is heaven sent.
You pucker up, our passion's spent.
My hearts a tart, your body's rent.
My body's broken, yours is bent.

Carve your name into my arm.
Instead of stressed, I lie here charmed.
Cuz there's nothing else to do,
Every me and every you.

Sucker love, a box I choose.
No other box I choose to use.
Another love I would abuse,
No circumstances could excuse.

In the shape of things to come.
Too much poison come undone.
Cuz there's nothing else to do,
Every me and every you.
Every me and every you,
Every Me...he

Sucker love is known to swing.
Prone to cling and waste these things.
Pucker up for heavens sake.
There's never been so much at stake.

I serve my head up on a plate.
It's only comfort, calling late.
Cuz there's nothing else to do,
Every me and every you.
Every me and every you,
Every Me...he

Every me and every you,
Every Me...he

Like the naked leads the blind.
I know I'm selfish, I'm unkind.
Sucker love I always find,
Someone to bruise and leave behind.

All alone in space and time.
There's nothing here but what here's mine.
Something borrowed, something blue.
Every me and every you.
Every me and every you,
Every Me...he

Every me and every you,
Every Me...he


lunes, 8 de junio de 2009

Toledo a los ojos de... Gustavo Adolfo Bécquer

Dicen que no son las ciudades, que lo que importa y lo que te hace feliz son las gentes que hay en ellas, en este caso discrepo. Tengo una cuenta pendiente con Toledo, por dejar que me pierda en sus calles de madrugada, por dejarme leer sus leyendas, por dejar que me siente en un banco de su muralla o observar la puesta de sol y su reflejo en el Tajo, y por dejarme que cada vez que miro la ciudad por el retrovisor, di mi boca salga la frase: en breve vuelvo, y se me dibuje una sonrisa.

  1. La Calle de los Bécquer (Calle de La Lechuga)
  2. La Calle de El Cristo de la Calavera
  3. La Iglesia del Convento de San Clemente
  4. La Calle de San Ildefonso
  5. La Plaza de Santo Domingo el Real
  6. La Iglesia de San Juan de los Reyes
  7. El Arquillo de la Judería

1. La Calle de los Bécquer (Calle de La Lechuga)
Antiguamente llamada calle de La Lechuga. Resulta, que aquí al lado, a la izquierda según se mira la puerta de la Iglesia de Santas Justa y Rufina, aparece una pilastra visigoda decorada con numerosos relieves florales. Pues bien, Amador de Los Ríos unió a su antojo esta calle de Santa Justa y la de los Bécquer en una sola y le atribuyó el nombre por dichos adornos florales que, por cierto, tienen muy dudoso parecido con tal planta.

"Historia de las Calles de Toledo" viene a poner de manifiesto que en dicho número no existió casa alguna de estos hermanos sino una pensión en el nº 9 y si bien es cierto que vivieron en ella, esto lo fue por una muy corta temporada, justo en el momento en que Gustavo Adolfo y Valeriano, junto con su madre, recientemente viuda, llegaron por primera vez a Toledo, allá por el año de 1857.



2. La Calle de El Cristo de la Calavera
Leyenda: Eran tiempos de la Edad Media. El rey Alfonso VIII estaba preparando una gran expedición guerrera contra los moros y había conseguido reunir en Toledo un imponente ejército. El rey dispuso dar una última fiesta en el alcázar antes de la partida de la tropa, para elevar su moral. Damas y caballeros rivalizaban en elegancia. Los juegos amorosos eran acciones usuales. De entre todas las damas asistentes al baile real destacaba la belleza sin igual de doña INÉS DE TORDESILLAS. Su hermosura era tanta como su carácter altivo y desdeñoso. Todos los caballeros asistentes se hallaban prendados de aquélla linda mujer. Entre los más enamorados se hallaban don ALONSO CARRILLO y don LOPE DE SANDOVAL, ambos toledanos de nacimiento y amigos íntimos de su niñez. Tuvieron muchas luchas, pero una noche Los dos amigos pasaron a la plaza de San Justo y de allí llegaron a la que hoy se llama calle del Cardenal Cisneros, para dirigirse después a la plaza del Ayuntamiento. En uno de los palacios allí existentes y de los que hoy no queda rastro alguno, vivía su amada. Cuando entraron en la plaza torcieron pegados a los muros del templo catedralicio para contemplar la fachada de la vivienda de doña Inés y, con profunda sorpresa, vieron cómo en ese instante se abría el balcón del dormitorio de la dama y un hombre que salía de él comenzaba a deslizarse hasta el suelo con ayuda de una cuerda, mientras una figura blanca, sin duda la de doña Inés, despedía amorosamente al galán.
Los dos jóvenes se miraron y, tras un momento de indecisión, sus ojos y labios iniciaron una sonrisa que llegó a convertirse en carcajada. Al oírla, la dama cerró bruscamente el balcón.


3. La Iglesia del Convento de San Clemente
Este es uno de los conventos más antiguos de la ciudad pues ya existen documentos sobre su existencia que lo datan del siglo XII. La leyenda atribuye el origen del mazapán a una invención de esta comunidad de religiosas cistercienses.
Pero a nosotros lo que más nos interesa destacar es esta portada del siglo XVI obra de Alonso de Covarrubias, dicen que está la firma de Bécquer


4. La calle de San Ildefonso
En este momento nos encontramos en la Travesía de San Ildefonso que une la Plaza de las Capuchinas con la de Santo Domingo el Antiguo. En el nº 8 de esta calle, donde realmente vivió (o eso dicen). El nombre le viene dado a la Calle porque en esta casa contigua estuvo el Hospitalito de San Ildefonso, del siglo XIV, fundado para "el cuidado de mujeres pobres, peregrinas y públicas". El laurel que se puede ver por encima de la tapia lo plantó Bécquer. Este árbol, el laurel, es el símbolo de los poetas.



5. La Plaza de Santo Domingo el Real
Uno de los lugares preferidos por Bécquer es este precisamente en el que ahora nos encontramos y que ha sido, como veis por las placas colocadas en las paredes en su honor, el sitio donde se ha concentrado el mayor número de homenajes que se le han tributado. Esta plaza era una de los lugares preferidos y más visitados por Bécquer, habitualmente recorrida por él e inmortalizada en sus rimas cuando de ella escribió

"A oscuras conocía los rincones
del atrio y las portadas;
de mis pies las ortigas que allí crecen
las huellas tal vez guardan."
(Rima LXX. Gustavo Adólfo Bécquer)

Un buen día de 1855 Toledo resultó asolada por una epidemia de cólera y una de sus víctimas fue, precisamente, su madre. Además, coincidió con la separación de su mujer. Huérfano como estaba y con el ánimo de mitigar su soledad salió a dar uno de sus paseos nocturnos por la ciudad y cuando discurría por esta Plaza oyó el sonido triste de un órgano acompañado del canto no menos melancólico de un coro de monjas; miró al interior de la Iglesia y allí se decidió a entrar: se celebraba la ceremonia de toma de hábito de una novicia. Quedose ensimismado de la música del órgano, del repicar de las campanas y, sobre todo, de la mirada de aquélla novicia que, quizás por un instante, se cruzó con la suya. Cuenta entonces la tradición que nada más terminar la ceremonia salió del templo y sentado en los escalones del atrio compuso la que sería su rima número LXXIV:

"Me aproximé a los hierros
que defienden la entrada
y de las dobles rejas en el fondo
la ví confusa y blanca.
Me sentí de un ardiente deseo llena el alma;
como atrae un abismo, aquel misterio
hacia sí me arrastraba (...)
El umbral de esta puerta
¡ sólo Dios lo traspasa!".
(Rima LXXIV. Gustavo Adólfo Bécquer)

Tan impresionado quedó de lo visto en esta fecha (la tercera en la leyenda) que a ésta le añadió dos más anteriores que explicaran el inevitable final. En definitiva Bécquer en esas tres fechas tan alejadas en el tiempo desarrolla un sueño a través de una serie de sucesos que culminan en la "cruel" realidad de lo que ha soñado, escribiendo la única leyenda autobiógrafa donde el protagonista es él mismo.

6. La Iglesia de San Juan de los Reyes
Este monasterio de San Juan de Los Reyes cuyas ruinas tanto le inspiraron y donde tantas horas perdió en su contemplación. Tras la invasión napoleónica este monasterio quedó en ruinas y solo permanecieron algunos de sus muros y muy escasas de sus bóvedas en pie.

Desde aquí se relata muy bien la leyenda de
"La rosa de la pasión". Esta leyenda habla de un padre judío que se entera que su hija está enamorada de un cristiano. Una noche planean ir a matarlo a la otra parte del río. La hija se entera y decide ir en la ayuda de su amado. Cuando van a matar al cristiano la hija lo defiende y dice que se va con él, que Daniel (su padre) ya no es su padre y que se convierte al cristianismo

7. El Arquillo de la Judería
Gustavo Adólfo Bécquer se mostró, a lo largo de toda su vida, lleno de temor por la suerte que habría de correr la Ciudad de Toledo en el crepúsculo del siglo XIX y más aún durante las décadas posteriores. Estaba muy preocupado por la suerte de la Plaza de Zocodover y las callejas toledanas, amenazadas entonces por una corriente demoledora que, afortunadamente, nunca se produjo, no como en Madrid, Barcelona y otra muchas ciudades.
Su mejor defensa, desde luego, en su lucha contra las corrientes renovadoras fue, sin lugar a duda alguna, la prensa donde a través de sus innumerables artículos dedicados a Toledo, se erigió en sublime defensor de la misma; también por sus opiniones manifestadas a través de todos sus escritos en general y de las leyendas en particular.
Así, Gustavo Adólfo Bécquer decide situarse en un lugar concreto de la ciudad y erigirlo como ejemplo y símbolo de su radical oposición a la "destrucción". Y ese lugar concreto es éste donde nos encontramos, y el símbolo este "arquillo" que vemos y que pretendió ser derribado.
Para Bécquer, Sevilla y Toledo son las ciudades más sublimes de la humanidad que contienen en su ser la esencia misma de todo lo que las generaciones pasadas nos han legado. Esto dice el letrero que podéis ver en la fachada de esa casa:

Gustavo Adólfo Bécquer vio por última vez Toledo el día 19 de Diciembre de 1870. Tres días después murió en Madrid víctima de la tuberculosis.

Mis agradecimientos a http://www.mitoledo.com

miércoles, 3 de junio de 2009

Tuve la suerte de llegarte a conocer

La noche pasada mientras cenaba, vi uno de esos videos de música que me acompañan a donde quiera que vaya. Mil y una imágenes me vinieron a la cabeza, mil y una sonrisa entre las que se coló algún poso de tristeza. Cuando el video iba por la mitad, salí a la terraza, iluso de mí, a ver si te veía por la calle mirando hacia arriba diciendo el mítico "tiruritutu".

La letra de la canción decía eso de "Has tenido suerte de llegarme a conocer". Si amigo, yo fui uno de esos, tuve esa suerte, la suerte de tardes en la candamia y de noches en los bares, como tu bien decías, cerca de la barra.

La última canción de ese vídeo sonó en el salón de mi casa de Madrid, pero el salón estaba vacio, yo estaba en Astorga, en el Ambigú, un sábado cualquiera abrazado a mis amigos, entre los que tú te encontrabas, con una buena mata de pelo rizo en la cabeza y la sonrisa eterna.

Hoy me siento un privilegiado, y puedo decir eso de que fuimos los mejores, pero sobre todo, que tuve esa suerte, la de conocerte.