viernes, 17 de febrero de 2012
Manuel Cuenya - La fragua de Furil
E. GANCEDO | LEÓN 15/02/2012
De los estertores de la minería leonesa al esplendor antiguo y bullicioso de Ciudad de México; de la festiva cultura del vino berciana al aroma «a sardina asada, bacalao y fado» de la capital portuguesa, Manuel Cuenya (Noceda del Bierzo, 1967) salta de un paisaje a otro, y de una vivencia a otra —océano Atlántico de por medio, tantas veces— en La fragua de Furil, el libro que reúne algunas de sus mejores columnas publicadas bajo ese sugerente nombre y que hoy presenta en el Club de Prensa del Diario de León junto a Pablo Lago, director del periódico, y al columnista Pedro Trapiello.
—¿Qué criterio seguiste a la hora de entresacar las columnas que componen este libro, y que tan heterogéneas son?
—Se hizo en función de la vigencia y de la actualidad, recogiendo aquellas que han resistido mejor el paso del tiempo, muchas veces por abordar temas universales. En concreto, el libro se divide en dos partes: ‘Del lado de acá’, sobre temas relacionados con la comarca del Bierzo y con toda la provincia leonesa; y ‘Del lado de allá’, que son artículos dedicados a asuntos más amplios y a viajes por todo el mundo.
—Esos viajes que cuajan todo el libro, no en vano, has sido y eres un gran viajero...
—Sí, ese es es uno de los temas recurrentes en las columnas junto al concepto de frontera, más concretamente la necesidad de eliminarla, a veces me imagino como un nómada o un gaucho que no entiende de aduanas y que pasa de unos países a otros con total facilidad. Otros temas presentes son la muerte, la memoria, el amor, los sueños... En definitiva, el eros y el tánatos, que resumen toda la historia de la Literatura. Pero sí, el viaje para mí es importantísimo, de hecho mantengo que, al viajar, uno se hace mejor persona. En este libro, por ejemplo, hay referencias a periplos por Dublín, La Habana, Argentina, París, México, Cracovia, Roma, Egipto, Marruecos... El viaje es, al menos para mí, una filosofía de vida.
—¿Por qué escribir columnas de opinión, qué se consigue con ellas?
—En mi caso, plasmar mi visión del mundo a partir de mi experiencia personal, de mi situación particular, de mi óptica berciana y leonesa. Eso se consigue, sobre todo, al contrastar esta realidad nuestra con otras realidades: confrontando lo nuestro con lo de los demás nos conoceremos mejor a nosotros mismos. Además, una columna, si es redonda, si está bien hilada, si tiene un buen principio y un buen final, es también una pieza perfecta de reflexión, encierra la esencia de una idea, a la manera de un microrrelato. En mi caso, intento que el estilo se acerque a la prosa poética y que contenga, siempre, algún tipo de emoción. Es la depuración que practicaban maestros como Umbral o Rulfo.
—Una curiosidad: ¿Dónde está la ‘Fragua de Furil’?
—Era un lugar que existía realmente en Noceda del Bierzo, mi pueblo, mi útero, como digo yo. Pertenecía a una saga que así se apodaba y que era además algo familia mía. Ya desapareció, cosas de la modernidad, pero aún así me recuerda toda esa energía espiritual, esa fecundidad, esa renovación y purificación que tienen las fraguas, con el herrero en ellas, ese personaje medio alquimista, todo ello me parecía muy sugerente y sonoro, idóneo para bautizar la columna y el libro entero, editado por el Instituto de Estudios Bercianos con la colaboración de Diario de León.
—¿Algunas columnas de las que estés especialmente orgulloso?
—Pues aquella en la que hablaba de la minería berciana y en general leonesa, que supone una parte muy importante de nuestra historia, diciendo claramente cómo algunos empresarios mineros se han venido aprovechado del trabajo de mucha gente para enriquecerse sin reinvertir lo conseguido. Eso en lo que respecta a los temas de acá. En los de allá, una reflexión que hice sobre Ciudad de México (En el ombligo de la luna), sobre ese país fascinante, con una cultura tan extraordinaria y tan excelentes literatos, tan hermanado con el nuestro, pero a la vez tan desvalijado por sus gobernantes.
—¿Cuál es la clave de una buena columna, de una columna ‘redonda’?
—Desde mi punto de vista, la clave está en cómo hacer una reflexión, una idea, inteligible y emocionante para el lector. Porque, si lo pensamos bien, ya está todo escrito, la cuestión está en cómo decirlo de nuevo, cómo volver a emocionar, a conmover al lector.
A partir del próximo 19 de febrero, el libro ‘La fragua de Furil’, en el que Manuel Cuenya reúne 75 columnas, podrá adquirirse junto al Diario de León al precio conjunto de 9.95 euros.
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