martes, 10 de febrero de 2009
Ruta de senderismo: Aviados (Reino de León)
Era Sábado, estaba amaneciendo, hace apenas cuatro horas me había acostado, el acohol y la buena música aún estaban en mi cabeza, sonó el despertador, pero no era para ir a trabajar, no señor, hoy sonreí al escucharlo, aunque mi cuerpo me dijese, de que te ries canalla. La montaña leonesa esperaba, y placeres de estos, no se disfrutan muy a menudo.
Cogimos el tren en la estación de FEVE de León y nos fuimos hasta Matallana de Torio, rio que según cuenta la leyenda, le debe su nombre a Tor, hijo de Odin, eso reza la leyenda, lugar elegido por el dios de dioses para enviar a su hijo, no podrá decir que ha enviado a su hijo a un lugar hostil . Allí comenzo la ruta por carretera hasta Aviados, lugar elegido para el emplazamiento de un castillo, perteneciente a los Guzmanes, y mandado destruir por colaborar en la causa comunera, aunque los libros impuestos por la junta de esa comunidad inventada se niegue a reconocerlo.
En la plaza de Aviados nos encontramos con dos buenos compañeros de viaje, dos perros, y uno de ellos fue cabecera de la expedición, precioso mastín leonés. Habría camino, cuando alguien se quedaba rezagado se quedaba atrás, nos rodeaba, como un camarada más. El día se fue nublando, y la nieve caía a ratos con gran fuerza, a ratos con poca, y a ratos, el cielo despejado, nos dejaba contemplar un paisaje, casi incomparable. Tres semanas llevaba en Madrid, necesitaba un día de estos.
Avanzaban las horas, y a la par la inclinación de los senderos, pero como se suele decir, sarna con gusto no pica. A medio camino llegó la hora de las fotos de rigor, para que el mundo sepa donde están esas montañas, para que el mundo conozca un poco más León, ya que esta semana tuve que escuchar que en León no había picos de Europa, que solo estaban en Asturias y en Cantabría. Cuando escuche esto, algo me golpeo, y no se cual de los dos puñetazos fue más fuerte, el de la gente que no sabe que en León hay picos de Europa, o el de los propios leoneses por no saber promocionar lo nuestro, creo que este último, fue el más dañino.
El recorrido lo hicimos de forma circular, a si que llegados al punto geodésico, dimos la vuelta y bajada al pueblo. Caminos divididos por pequeños arroyos, laderas inclinadas, algunos huecos en los que te entraba la pierna hasta las rodillas, bolas de nieve que bolaban por encima de tu cabeza, parada y trago de agua. Venga chavales, no es quedeis muchos tiempo quietos,que si no la pereza nos cubrira de blanco...
Al llegar al pueblo, sobre las cinco de la tarde, tocaba el premio de unos buenos bocatas y de un café caliente, de esos que se toman con las dos manos en el vaso, al lado de la chimenea y mirando por la venta, sintiendo la compañía de los tuyos, pocas sensaciones más placenteras consigo recordar.
En total, la ruta duró alrededor de cinco horas. A las siete de la tarde, con el cielo ya casí negro, pero con el campo cubierto de blanco, una luz desde el fondo deslumbraba. Luego, despues de media hora que para mi fue medio segundo, un pitido me empezaba a despertar de un profundo sueño, cuando por los altavoces escuché un mensaje, proxima estación León. Era el final de trayecto, buen día, buen viaje, buena compañía, bonito sueño.
Abel Aparicio González - 2009
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