miércoles, 26 de enero de 2011

La Cepeda y su dialecto


Este verano, gracias a Érika y a Turi (y ya van cuatro veces) apareció en mis manos el libro "La Cepeda y su dialecto". Dice Manolo Chinato que si un día se pierde y no lo encuentran, que lo busquen en Extremadura, bueno, pues a mi me ocurre lo mismo con esta comarca leonesa, si me pierdo, que me busquen en La Cepeda.

De este libro quiero destacar dos textos, uno sobre la lengua leonesa y otro sobre la memoria histórica. Pues bien, aquí los tenéis:

Germán Suárez Blanco: Reuma n´el Cadriel

- Ties qu'ichame dos copas d'aguardiente n'este frascu.
- Nu pue ser. Prometíve a la tu muyer que no volvíay a date vino ni aguardiente.
- Yía pa dame unas friegas n'este cadriel, que tengo reuma.
Cuandu la cantinera y'ichóu l'aguardiente n'el frascu, bebiula d'un tragu
- ¿Pero nu dixiste que yera p'al reuma?
- Ya se'ncargara´l cuerpu de lleválu pa onde más falta-ye faga.

Isabel Cantón Mayo: La educación en La Cepeda en torno a la Guerra Civil

La provincia de León apoyó a Franco desde el comienzo de la guerra, excepto una reducida franja en el norte de la Provincia. Esto contribuyó al temprano comienzo de la represión de los docentes va en el mismo año 36. La posguerra fue difícil para todos los sectores de la enseñanza en todos los fugares, pero especialmente en León. La represión tenía un ropaje legal y la depuración alcanzó a todos los colectivos educativos, pero fue especialmente dura con el cuerpo de Maestros. Se inició la represión con el comienzo de la guerra (Pío Alvarez, Nicostrato Vela, Manuel Santamaría) pero continuó muchos años después de que ésta concluyera. El Decreto 66 de la Junta Técnica de Estado de 8 de noviembre de 1936, que creó la Comisión Depuradora D, justificaba estas acciones contra los maestros por el hecho de que "durante varias décadas el Magisterio, en todos sus grados y cada vez con más raras excepciones, haya estado influenciado por ideologías e instituciones disolventes en abierta oposición con el genio y tradición nacional". Estas acciones se extendieron de 1937 a 1943, alcanzando a más de 900 maestros, con diversos resultados, desde la simple reposición en el cargo a la separación definitiva, pasando por distintas suspensiones; pero solamente fueron rehabilitados o repuestos en sus cargos 189.

Más de 40 docentes fueron fusilados o "paseados"; Las comisiones depuradoras disolvieron la plantilla de inspectores y sancionaron al 80% de los profesionales de la enseñanza media o superior, y un 10% fueron apartados de forma definitiva de ella (Álvarez Oblanca, 1986). Los maestros de La Cepeda por su poca influencia no fueron condenados con la pena capital pero tenemos un amplio listado de los maestros que fueron represaliados.


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