sábado, 14 de enero de 2012

De ruta con Abelius a: Sierra de Francia (Salamanca - Región leonesa)


Las cosas hay que contarlas desde el principio. Jesús Palmero me presentó a José Luis Puerto y este a su vez, me presentó la tierra donde nació. La Alberca y toda la sierra de Francia, un lugar desconocido por mí hasta el pasado mes de Septiembre y uno de los grandes tesoros de la Región leonesa (Hasta que no se demuestre lo contrario, sigue vigente la división territorial de Javier de Burgos - 1833).

En esta ocasión, como en tantas otras, me acompaño Silvia, mi hermana y la mejor senderista que conozco. Estuvimos cuatro días. El primero llegamos a La Alberca a la hora de comer, bocadillo en la plaza Mayor y a recorrer el Camino de las raíces. Una ruta que nace y muere en la Alberca recorriendo alguno de los lugares más emblemáticos de sus alrededores, como la ermita de Las majadas, La laguna y la ermita de San Marcos. Por la noche fuimos al bar El candil, donde nos encontramos con el hermano de José Luis Puerto y con su madre, una enciclopedia, que maravilla. Nos dio miles de datos y nos contó el modo de vida de los albercanos, ahora y antes. Me gustó escucharle palabras como pechar, la puente, la nogal, probe o asín, restos que sin duda, confirman la existencia de la lengua leonesa en estos lares.









Al día siguiente fuimos a la Peña de Francia, posiblemente el lugar más emblemático de la comarca. En lo alto de la peña, apareció una virgen, supongo que al estilo de todas las vírgenes que aparecieron en diferentes lugares, dentro de un árbol como La Encina en Ponferrada y El Rocio en Huelva (recomiendo el documental Rocio, de Fernando Ruiz Vergara), a pastores como en Fátima o en una gruta como la de Lourdes y Covadonga. Lástima que esas vírgenes ya no se aparezcan, me gustaría conocerlas. Esta peña cuenta con 1.724 metros de altitud y desde ella se divisan pueblos y ciudades como Bejar y Salamanca, aparte de unas vistas impagables sobre Extremadura y las montañas cercanas.








Esa tarde fuimos a pasarla a Ciudad Rodrigo, ciudad muy cercana a Portugal y cuyos edificios y calles guardan un gran parecido con la capital charra. Merece la pena darse un paseo al atardecer por su muralla. En todas las televisiones de los bares había corridas de toros, la gente hablaba de corridas de toros. Ni entiendo ni comparto esto, no sé cómo alguien puede disfrutar viendo como matan a un animal, que lamentable.

El martes hicimos sin duda la ruta más complicada y con mejores paisajes. Unos 8 kilómetros separan La Alberca del monasterio de Las Batuecas, una bajada muy seria que luego hay que subir, pero como dije, es lo que nos gusta a mi hermana y a mí, superar esos retos. El monasterio se encuentra en un marco incomparable, junto al rio Batuecas y a unas pinturas rupestres, como por ejemplo, en el canchal de las Cabras Pintás. Una vez visto esto, subida hasta La Alberca y a descansar. Por la tarde fuimos de nuevo al Candil y la madre de José Luis nos regaló unas ricas manzanas. Cena y a tomar una infusión en la tetería Singular, donde fuimos muy bien atendidos.

El último día de nuestra estancia por aquellos lares, Camino del agua, ruta de senderismo que discurre entre las localidades de Mogarraz y Monforte de la Sierra. Una ruta muy fácil y muy digna de ver. En esta ruta, al igual que en la de Las raíces, nos encontramos con diferentes obras de arte contemporáneo. Yo no sé si es por falta de inteligencia o por falta de imaginación, pero no entiendo esta forma de arte.








A la vuelta, una vez finalizada la ruta compramos jamón y lomo, que buena compra hice. Ya en La Alberca, un plato típico, patatas meneas y una rica chuleta. Descanso en la plaza del pueblo y despedida

Buena ruta, buena compañía. ¡Nos vemos en la siguiente!

http://issuu.com/fanzinecreatura/docs/creaturanoviembre

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