No hay muchas personas que guarden sus problemas en el fondo del pasillo y te abran la puerta para que le cuentes los tuyos, pero él, lo hace.
Hay pocas personas que detengan las agujas de su tiempo para echarte un cable, o dos, o todos los que hagan falta, pero él, lo hace.
Son pocos los que siembran sonrisas con las alegrías ajenas, pero aún son menos los que cierran el puño cuando las hostias vienen a diestro y siniestro y te dicen, no, con nosotros, no puede nadie. Él, lo hace.
Escasean aquellos que actúan en tus triunfos, discretamente, como que no pasan por ahí, pero dejan huellas que ni las arrugas pueden borrar. Muchos caminos, tienen sus pisadas.
Pero están en peligro de extinción, los que además de todo esto, pintan versos en el firmamento para que en noches estrelladas podamos aproximarnos al alcance de su persona. Por suerte, yo conozco a uno de ellos, por favor, déjenme poner su nombre en mayúsculas: GSUS BONILLA.
RUNRÚN
si había una noche fría
-como las de antes-
la señora siempreluto
los acurrucaba junto a sus tetas
luego, les sentaba a cada uno sobre
sus rodillas
y con esa vocecilla que tienen las antiguas,
las de antes,
-porque así eran las abuelas de antes-
con voz de antes
empezaba a hablarles de aquellos niños
que no tenían padres con los bolsillos repletos de monedas
de aquellos niños
que jugaban con el aro de metal de un barril de tocino
y hablaba
de que a aquellos niños
les sonaban las tripas y que el juego
obedecía a la imaginación
y que los niños crecieron y ya no había suposiciones
ni juegos para olvidarse de comer
y que aun así había que seguir en pie…
…y que ya era hora de dormir
porque no había más que contar.
la abuela tenía miedo a trastornarles el sueño
y cuando tenía la certeza de que estaban dormiditos,
ensimismada,
y con un runrún
y con esa vocecilla que tienen las antiguas,
las de antes,
-porque así eran las abuelas de antes-
con voz de antes. seguía:
uno
al pie de la cuneta
otros
a la orilla de la playa
muchos más
en la soledad de un descampado
y tantos otros
por las tapias traseras de los cementerios
la historia es como sigue...
sólo doblaron las rodillas
en los últimos espasmos de la nuca
al posterior disparo.
uno
al pie de la cuneta
otros
a la orilla de la playa
muchos más
en la soledad de un descampado
y tantos otros
por las tapias traseras de los cementerios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario