Ayer, la tarde noche la pasé en la sala La riviera, en Madrid, a orillas del río Manzanares, junto a mi amiga Esther y mi amigo el Kebran. Se celebraba el centenario del sindicato CNT. Mucho me extendería hablando sobre este sindicato, pero no es el momento. Para este acto se celebró un festival de música, hubo varios conciertos. Estuvieron bien todos, pero, allí estaba el kutxi Romero & Ja Ta Ja, y ay amigos, eso son palabras mayores. Le acompañan buenos músicos, y sus letras son de las que digo, que cabrón, si esa frase se me hubiera ocurrido a mí. En fin, buena compañía, buena música y buena causa.
Elegía a Don Nadie
Me iré como se van las tardes,
sin nada que hacer,
tanteando escaleras, poniendo el cartón al revés,
buscando la hondura, cociendo armaduras,
cavando surco para tres,
echando cuentas a la luna cuando no me ve
Mi iré como el agua del grifo para no volver,
como los otoños dejando las hojas caer,
deshaciendo el moño que luce el demonio quitando traviesas del tren
que lleva allí donde abrevan las reses sin sed.
Y en los callos brillaran sortijas,
mi espalda será la bandera hecha trisas
que barra el sendero al saber
que tan solo quería el galope que borre la cara y los nombres,
que deje al rastrojo crecer,
y talvez recoger la mas pura esencia a racimos,
de aquel equivoco que fuimos, que mancha el recuerdo de miel,
que quita y que ve, que abone la fe,
que pode el destino, que no se que limo,
que sea hilo fino que zurza otra vez tu piel y mi piel
Por las ascuas me iré, sin ti como las fabriqueras,
guardándome bien de nudos errantes,
de palmas por el terraplén,
jairando las sillas, mirando amarillas las aves que oscuras pinte,
clavando en sus ojos astillas del mismo pincel,
y en los callos brillaran sortijas,
mi espalda será la bandera hecha trisas
que barra el sendero al saber
que tan solo quería el galope que borre la cara y los nombres,
que deje al rastrojo crecer,
y talvez recoger la mas pura esencia a racimos,
de aquel equivoco que fuimos, que mancha el recuerdo d miel
Como nadie me iré,
tan solo quería el galope que borre la cara y los nombres,
que deje al rastrojo crecer,
y talvez recoger la mas pura esencia a racimos,
de aquel equivoco que fuimos, que mancha el recuerdo de miel,
que quita y que ve, que abone la fe,
que pode el destino, que no se que limo,
que sea hilo fino que zurza otra vez tu piel y mi piel.
Para nunca volver.
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