Este artículo de Victor Hegelman resume lo que siento en estos momentos. Este, no es mi Atleti, me lo han cambiado. Seré siempre del Atleti, es algo que va muy dentro. El cromo nos lo han cambiado, pero lo recuperaremos:
Veo al Atleti y me acuerdo de la película El exorcista. Hay un momento de la misma en la que preguntan a la madre de Regan, la niña poseída por el anticristo, si accede a que practiquen un exorcismo a su hija, advirtiendo que la niña podría sufrir. “Eso no es mi hija”, contestó la madre. Algo parecido me pasa a mí cuando me hablan del Atleti últimamente. Eso no es el Atleti, contesto, y cierro sin más la conversación.
La Señora Rushmore, esa desconocida dama que entró en nuestras vidas para reinventarnos y educarnos en la “fidelidad pupista” como única justificación a nuestra militancia colchonera, presentaba en un celebrado spot a un hijo preguntando a su padre por qué eran del Atleti.
Yo a la citada señora le puedo decir que toda mi vida he sido de él por su carácter luchador, por ser voluntariamente diferente en un entorno donde lo bien visto consistía en ser uno más. He sido del Atleti por ese espíritu rebelde que le hacía ser odiado por el poderoso y envidiado por el mediocre. Fui del Atleti porque elegí ser gladiador y rebelarme con Espartaco contra Roma a pertenecer a la masa plebeya con su “pan y circo”, esa masa que celebra el espectáculo de los leones devorando a los cristianos y después lo vende como una victoria épica. He sido del Atleti porque no necesito ningún equipo de fútbol para creerme un “ganador”. En mi vida, las victorias las consigo yo y mi equipo es una afición, una pasión, una forma de vida incluso, pero nunca un alucinógeno para mitigar una vida triste. Fui del Atleti por convicción y lo defendí allí donde estuve.
Sí, es cierto, he sido, fui del Atleti, pero ahora no, porque el Atleti murió hace unos cuantos años y no nos hemos querido dar cuenta.
Sencillamente lo que nos pasa es que no somos capaces de imaginar nuestra vida sin nuestro Atleti. Tantos esfuerzos, tantos nervios, tantas alegrías, tantas penas, tantas discusiones… ¿cómo vamos a asumir que esto pueda desaparecer? Por eso nos aferramos a esta cosa, este engendro llamado Club Atlético de Madrid Sociedad Anónima Deportiva, que ha venido a ocupar el puesto de nuestro Atleti no sólo sin respetar uno sólo de nuestros valores, sino tratando de eliminarlos como parte de un pasado extraño y ajeno a nuestra realidad.
La “cosa” que sustituye al Atleti hoy en día y a la que nos agarramos con un nudo en la garganta por una inercia que disfrazamos de fidelidad no es más que una empresa cuyo único objetivo es el enriquecimiento injusto y desorbitado de sus dueños legales. Ustedes me dirán que el Valencia, el Sevilla, el Villareal… todos ellos también son empresas. Sin embargo, la diferencia estriba en que los dueños y dirigentes de dichos clubes sí son hinchas de los mismos, y están ahí primero para hacerlos más grandes, no para hacer más grandes sus carteras personales exclusivamente. Su gestión podrá ser mejor o peor, pero hacen lo posible porque su club, el club de sus abonados y aficionados, crezca deportiva, económica y socialmente. Que gane títulos o que al menos se pelee por ellos.
En esta “cosa” llamada Atleti la situación es diferente y lo sabemos, pero seguimos ahí. No vamos a volver a ganar un título hasta que estos no se larguen, y lo sabemos pero seguiremos ahí. La gestión deportiva es atroz, pero no se fichará a nadie, se dejará todo a deriva como ha ocurrido esta temporada, y lo sabemos pero seguiremos ahí. La deuda es tan dramática que en cuatro o cinco años el club va a desaparecer y lo sabemos, pero seguiremos ahí hasta el final. Y si descendemos será un drama, pero todos sabemos que seguiremos ahí.
Mientras tanto hablaremos de que si los Gil tal y tal, que se apropiaron, que nos robaron y nos mataron la ilusión. Y ahí seguiremos. Y sorprendentemente seguimos y seguiremos opinando sobre fútbol, discutiendo sobre el entrenador y la plantilla mientras el club murió hace no sé cuánto. Esto es como discutir sobre si a los condenados a la silla eléctrica les sienta mejor ir de “sport” o con un elegante traje americano. Pero nada, ahí seguiremos.
Pues no. Yo no sigo. A la mierda, señores. Hasta aquí.
Seré atlético hasta que me muera, que eso se graba a fuego y no se pierde, pero, precisamente por eso abandono la pantomima de seguir a este doble con cara de estúpido. Abandono porque esto no es el Atleti. El Atleti ha muerto y este sucedáneo de mierda se lo pueden comer ellos. Les mando yo al infierno antes de que manden a mí ellos de verdad una vez más.
Algunos me dirán eso de que las ratas abandonan el barco, y yo les diré que no, que las ratas son las que robaron el barco y ahora lo dirigen hacia su destrucción total. Son las personas, los atléticos que saben lo que ha sido su club y lo llevarán siempre dentro, los que abandonan esta farsa, heridos y enfermos por la peste bubónica que nos trajeron hace mucho y a la que nos quisimos acostumbrar con tal de seguir teniendo al Atleti en nuestras vidas.
Me despierto del sueño y sólo me queda miseria. El Atleti se ha marchado y puede que para siempre. Si existe un Mesías que lo resucite volveré y le seguiré hasta el fin del mundo, pero a día de hoy ese Mesías es un ser utópico y posiblemente inexistente.
Volveré cuando el Atleti vuelva. Y, desde mi modesto escaño, lucharé porque eso ocurra.
Gracias a todos por vuestra atención.
Forza Atleti siempre.
Escrito por Victor Hegelman
4 comentarios:
No estoy muy de acuerdo con lo que dice en líneas generales, aunque se le ven las razones y los argumentos y resulta dificil rebatirlos.
El mayor problema de todo esto es que lo que cambió, además del atleti, fue el futbol y que el futbol de bocata de calamares y bota de vino se ha esfumado y no tiene visos de volver. Cierto es que en todo ese cotarro mercantil y mercenario el atleti lo lleva peor qu otros y que carece de ninguna seña de indentidad a la que poder agarrarse, pero parece dificil que nadie pueda remediarlo, porque el remedio es dinero y el dinero no es nada de lo que el Sr. Hellman y demás parroquia queremos volver a ver.
En fin, que aún así da gusto leer melancolías envueltas en sal y en madrugada que buscan recuperar lo que se marchó.
Dichosos ellos
Esto mismo es lo q había pensado escribirte hace unos días.
No es solo cosa del Atleti, si no del fútbol.
Hoy más q nunca los equipos son empresas, y como empresas q son el q más dinero tiene es el q más alto llega.
Lastima q a los socios, esos q cada año dan su apoyo al club, no se les vea como otra cosa q dinero para mal invertir, en vez de dinero q se aporta al club xa q vuelva a ser grande, para q fiche con conocimiento y con trabajo e ilusión... LASTIMA!
Esto es cosa de dos, está claro, ojalá siga habiendo años en los q algún club más "humilde" tipo el Sevilla, Valencia y mi querido Atleti ganen la liga como antaño.
Mientras tanto seguiré sintiendome atlética con noches como la de ayer frente al Chelsea.
las tildes q faltan ya las pones tu, q cn la emoción se me escaparon unas cntas!
Está claro que ahora es el dinero quien manda.
Pero lo que no puede ser es que el tercer club del estado en masa social, en seguidores que pagan los partidos por televisión, la venta de camisetas etc solo sirva para tenernos en descenso.
Si no hay dinero para fichar, ¿Donde está?
Si lo hay, ¿Por qué solo se ficha cosas mediocres?
Tenemos el "segundo" mejor portero sub-21 y fichamos "al primero", mientras las posiciones que si hacian falta reforzar o no las reforzamos o las reforzamos MUY MAL (JUANITO). Cuando los que dirigen el club no tienen ni pies ni cabeza (GIL Y PITARCH), ocurren cosas como estas.
Vuelve atleti, vuelve
Aún así, repito la frase que lo resume todo.
ATLETI, BENDITA LOCURA
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