NOTA DE AUTORES
Estimado lector, la obra que tiene en sus manos es una creación nacida con la intención de hacer viajar, de emocionar y cautivar; un trabajo generado con dedicación y entrega para trasladarnos a una época de la que en realidad sabemos muy poco, solamente atisbamos su esencia. En ningún momento pretendemos sentar cátedra y divulgar conocimientos que incluso a los más doctos les son esquivos, dejamos ese honorable empeño a manos más profesionales y mentes más eruditas. A ellos que con sus desvelos y esfuerzos arrojan algo de luz sobre nuestro pasado les dedicamos nuestro más profundo respeto y admiración.
Nuestras ambiciones son otras, queremos dar un pasaje a la imaginación, tocar los corazones con relatos que nos recuerdan el amor a la naturaleza, el respeto a la tierra y que ensalzan la libertad y el valor necesario para defenderla; atrapar en palabras lo que creemos fue una espiritualidad y visión del mundo dignas del recuerdo, brindar con nuestras historias un sentido homenaje a nuestros desaparecidos ancestros, a sus costumbres, a su amor y coraje.
Nos vemos en la obligación de ofrecer un glosario con el cual queremos facilitar la compresión de los diferentes relatos, y gracias a ello creemos que se puede alcanzar el sentido y desarrollo de cada una de las piezas que componen este libro. Como buen observador, el lector apreciará en algunos casos cómo diferentes palabras hacen referencia a un mismo término. La explicación se ciñe a dos sencillas razones: el respeto a la creación literaria de cada escritor y la amplia utilización de cada una de ellas.
Un caso excepcional lo constituyen dos palabras: ástur, y su plural, ástures. Nos hemos decantado por la utilización de ástur y ástures en contraposición a astur y astures basándonos en la prosodia original latina de esta voz, como es bien conocido de los especialistas y como explica pormenorizadamente José Luis Moralejo Álvarez, catedrático de Filología Latina en la Universidad de Alcalá de Henares, en un conocido artículo ("Ni «astur» ni «astures», sino «ástur» y «ástures»", Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, 90-91 [1977], pp. 363-372). No obstante, respetamos el uso de astur y astures debido a su gran difusión y el largo tiempo durante el que han sido utilizadas y a que entendemos que un idioma es un ente vivo generado por los propios hablantes.
Hechas estas oportunas aclaraciones que creíamos necesarias, esperamos que el tiempo dedicado a la lectura sea un placentero viaje por un mundo distinto y que la magia desprendida por estos singulares “druidas” en sus cuentos y leyendas pueda dar sosiego, luz y fuerza.
Nuestras ambiciones son otras, queremos dar un pasaje a la imaginación, tocar los corazones con relatos que nos recuerdan el amor a la naturaleza, el respeto a la tierra y que ensalzan la libertad y el valor necesario para defenderla; atrapar en palabras lo que creemos fue una espiritualidad y visión del mundo dignas del recuerdo, brindar con nuestras historias un sentido homenaje a nuestros desaparecidos ancestros, a sus costumbres, a su amor y coraje.
Nos vemos en la obligación de ofrecer un glosario con el cual queremos facilitar la compresión de los diferentes relatos, y gracias a ello creemos que se puede alcanzar el sentido y desarrollo de cada una de las piezas que componen este libro. Como buen observador, el lector apreciará en algunos casos cómo diferentes palabras hacen referencia a un mismo término. La explicación se ciñe a dos sencillas razones: el respeto a la creación literaria de cada escritor y la amplia utilización de cada una de ellas.
Un caso excepcional lo constituyen dos palabras: ástur, y su plural, ástures. Nos hemos decantado por la utilización de ástur y ástures en contraposición a astur y astures basándonos en la prosodia original latina de esta voz, como es bien conocido de los especialistas y como explica pormenorizadamente José Luis Moralejo Álvarez, catedrático de Filología Latina en la Universidad de Alcalá de Henares, en un conocido artículo ("Ni «astur» ni «astures», sino «ástur» y «ástures»", Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, 90-91 [1977], pp. 363-372). No obstante, respetamos el uso de astur y astures debido a su gran difusión y el largo tiempo durante el que han sido utilizadas y a que entendemos que un idioma es un ente vivo generado por los propios hablantes.
Hechas estas oportunas aclaraciones que creíamos necesarias, esperamos que el tiempo dedicado a la lectura sea un placentero viaje por un mundo distinto y que la magia desprendida por estos singulares “druidas” en sus cuentos y leyendas pueda dar sosiego, luz y fuerza.
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