En León no hubo guerra, el ejército y el pueblo se posicionaron desde el primer día a favor del bando nacional - es decir, el bando que dio un golpe de estado – y no hubo batallas, si eso, algún enfrentamiento en la montaña y algún maqui que quedó en El Bierzo. Esto fue lo que siempre escuché, además de la lindeza de que la guerra era insalvable, vamos, que tenía que llegar - os lo juro, eso escuché – porque no había otra solución, total, para que los votos, para que la democracia pudiendo imponer a base de tiros en la nuca y bombardeando ciudades.
Insisto y, no por repetido deja de ser importante, nadie en el colegio me explicó quien era Miguel Castaño y porqué se le asesinó, nadie en el instituto me explicó quien era El Cesterín y porqué se le asesino, quien era Juan García Arias y porqué se le asesino. “Los libros de historia de Catalunya están manipulados y cuentan esta según les conviene, lo mismo que en Euskadi y Galicia”. Si, supongo que os suena. Señoras y señores, ¿Hablamos de los libros de historia del resto de España?, ¿Hablamos de los libros de historia de este simulacro de Comunidad Autónoma llamado Castilla y León? No entiendo porqué un alumno leonés no sabe quien era su alcalde, porqué fue asesinado sin delito alguno, simplemente por pertenecer a un partido político y tener una ideología distinta a los militares que dieron ese golpe de estado. Sí, pero los otros también hicieron los suyo, ¿Qué hizo Miguel Castaño?, ¿Qué hizo Ramiro Armesto Armesto?, ¿Qué hizo Emilio Francés Ortiz de Eleguea?
Sigo sin entender porque en la Plaza Don Gutierre no se explica que allí estaba la sede de un periódico que tenia por nombre La Democracia y que el Gobierno Franquista robó a la familia de Miguel Castaño, sigo sin entender porque en los institutos de la Región leonesa no se dice claramente que San Marcos fue un campo de concentración, sigo sin entender porque no se explica que la actual Avenida Miguel Castaño lleva ese nombre porque fue por donde pasó Miguel Castaño en camión junto a sus compañeros camino del paredón, donde hoy ni una triste placa indica lo que allí ocurrió. Pero lo que más triste me parece de todo esto, es que el partido al que perteneció Castaño, el PSOE, no haya movido ni un dedo para que los compañeros de Castaño dejen de estar llenando las cunetas de este país y por fin tengan un entierro digno. Miles de familias siguen queriendo recuperar esos restos y el partido al que perteneció Miguel Castaño nada hizo cuando estuvo en el poder, del PP ya ni opino, demasiado salvaje tener como Presidente-fundador hasta su muerte a Manuel Fraga, que murió sin condenar el Franquismo. Igual el PSOE comparte opinión con Marcelino Camacho, ese gran líder de CCOO (nótese la ironía) cuando afirmo que ellos ya tenían enterrados a sus muertos (“tantas heridas tenemos, tanto hemos sufrido, que hemos enterrado a nuestros muertos y nuestros rencores”). Que opinarán las familias que tienen a sindicalistas y a socialistas en las cunetas de todo esto...
Muchas de estas preguntas y algunas respuestas me hice y hallé cuando leí Asesinaron LA DEMOCRACIA, Autopsia a Miguel Castaño, alcalde y periodista represaliado, en lo que para mí es un muy buen libro escrito por Carlos J. Domínguez, un libro que se presentó en el Parador San Marcos, ese mismo lugar que fue un campo de concentración utilizado por los militares que dieron un golpe de estado, si, los del bando nacional.
Lectura muy recomendable, ya seas leonés, andaluz o guatemalteco. La historia es necesaria para saber de dónde venimos y para no cometer los mismos errores. Gracias Carlos J. por acercarnos parte de nuestra historia.
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