Participantes del III Encuentro literario, Curiel, el cuarto por la izquierda.
Bien, este mes de octubre Curiel vino a León a recitar en el bar Belmondo, dentro del ciclo que coordina el Club Leteo de la mano de Rafael Saravia. Allí, una vez que acabó de recitar le compré un libro, Los Sumergidos (Ed. Almud, Ediciones de Castilal-La Mancha). En este poemario encontré uno de los mejores poemas que leí en toda mi vida.
Pan
Dieron patadas a un pan.
Se pasaban
una gran hogaza de pan.
La rodaban
como un balón.
Me puse el pan
en la oreja
y oí pájaros.
El viento
del trigo.
y este otro, que abre el libro de forma magistral:
Trampolín
Trampolín cerrado
con unas cuerdas.
Unos nudos en la barandilla.
Como hace el poeta
con las palabras
en los poemas.
Anudarlas a algo más invisible.
Alguien escribió, no saltes...
A lo lejos cae un paracaidista.
Si mis palabras
cayeran así.
Belleza de lo simple.
Una tela leve
sosteniendo un cuerpo.
Que la poesía fuera eso.
Algo muy leve
sosteniendo el mundo.
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