viernes, 30 de enero de 2009
Poseía contra la barbarie
Yo leo en Madrid, en el bar Bukowski club. c/ San Vicente Ferrer nº25Tribunal
Para mas información sobre estos recitales:
http://poesiacontralabarbarie.blogspot.com
martes, 27 de enero de 2009
El señor de los anillos
ARAGORN, hijo de Arathorn, heredero al trono de Isildur
sábado, 24 de enero de 2009
León, una ciudad de sotas, caballos, reyes y jazz
El paseo comenzó en el Palacio de los Guzmanes y La casa de Botines, haciendo un recorrido por lugares dignos de ser vistos, con el paso de los siglos. Este libro, nos cita a Durruti, ese leones al que tanto debemos, por lo menos, en espíritu de superación y entrega, de lucha por las libertades, dando sus primeros pasos por el barrio de Santa Ana. Más adelante, vi la mezcla de ese León histórico y las pinceladas de ahora, con frases como la que encontré en una pared en la Calle de los Cubos, decía algo como “Que ya estaba hasta las tetas de poetas de bragueta y revolcón, de trovadores de contenedor”, en ese momento, una Marea de buenos recuerdos, vividos en las calles de la ciudad, se presentaron ante mí.
Al llegar a la catedral me vino a la cabeza la frase de un conquistador, que modifique para describir lo que sentía, “leoneses, 10 siglos de historia nos contemplan”. No porque la catedral actual tenga 10 siglos, que no los tiene, sino porque la primera catedral allí construida, valga para dato anecdótico, fue la primera catedral construida en suelo español gracias a Ordoño II, dato que no se estudia en institutos ni universidades. La catedral actual es la tercera que se construye en ese emplazamiento, siendo del siglo XIII, la cual le debe mucho a Alfonso IX, último rey leones, fundador también de la universidad de Salamanca, dato que nuevamente no se estudia ni en institutos ni en universidades, y perdonen por la insistencia de esta frase, pero cuando se olvida o se intenta que se olvide la historia de un pueblo, mal vamos. De allí pasamos a la plaza mayor, barrio húmedo, siguiendo lugares que no voy a desvelar, ya que si no le quitaría encanto al libro, el cual recomiendo, no solo a los leoneses, si no a todas las personas que estén enamoradas, tanto del viejo León como del nuevo, y a las que no lo estén, tambien. El recorrido acaba en la plaza de las palomas, muy cercano al inicio de esta ruta.
Al finalizar esta ruta fui a un concierto, ya que estas navidades León fue una ciudad de sotas, caballos, reyes y jazz. Esa música que siempre me relaja, me divierte y hace, que sin querer, por lo menos nuestros pies se lancen a bailar, la cita fue en el Palacio Don Gutierre, al cual espero volver en multitud de ocasiones.
Un buen sabor de boca me lleve de León, ciudad, capital de provincia y de región histórica, de ese León, mi León.
Abel Aparicio González - 2009
miércoles, 21 de enero de 2009
Marea: Pan duro
livianas como son los fardos de cargar los sueños
que tragan ruedas de molino y se les ven todos los huesos,
que saben que sus años tienen más de cuatro inviernos,
silencio por el techo, por los platos llenos,
silencio bañado en sudores de los jornaleros,
el sol lo han hecho sus jirones,
que saben lo que vale un beso,
que no quieren llevar los nombres de sus carceleros,
¿qué saben las tripas de puños cerrados?,
saben que las riegan los amargos tragos,
saben todo y más de tenerse en pie,
de la soledad,
saben porqué está siempre duro el pan,
monedas de tan sucias tan desdibujadas,
odioso tintineo en manos encalladas,
y son las patas de sus mulas
si el látigo se llama hambre
las dueñas de caminos que no son de nadie,
cerrojos al antojo de la poca hondura,
abiertos para dar paso a las herraduras
que dejan huellas que los guían para volver a desquitarse,
para no tener que rasgarse más las vestiduras.
Colaboración de Carlos Chaouen
miércoles, 14 de enero de 2009
Sembrando odio
sus ríos no son azules, son rojos,
en sus paredes no hay ventanas, ni puertas, ni pared,
sus madres no les dan el pecho, están en el suelo,
sus padres no los llevan al parque, están...
Sus hermanos no les hacen travesuras, no están,
en sus escuelas no hay tizas, hay balas.
Dentro de diez años,
no tendrán ternura,
ni bondad,
ni cariño,
ni amor,
tendrán odio y sois vosotros
los que plantáis la semilla y la regáis cada día.
Sus manos pensarán en coger esas piedras
y lanzarlas con todas sus fuerzas para liberarse,
pensando que si las lanzan con mucha fuerza,
sus hermanitos resucitarán y sus padres volverán,
caminando,
por ese horizonte que ahora se tiñe de sangre.
Lo que me pregunto es que sentirán esos niños,
el día que se conmemore el holocausto judío,
qué pensarán de vosotros y de las democracias del mundo,
qué será para ellos una organización para la paz mundial.
Espero que este atardecer, llegue la paz para ellos,
ya que si tenemos que esperar al alba,
esos hijos de la gran puta, con sus tanques y sus aviones,
quizá hayan asesinado a otro niño, a otra niña...
a otro SER HUMANO
Abel Aparicio González - 2009
martes, 13 de enero de 2009
Cuando eramos... niños
Esa mañana al levantar la persiana, me despojé de 20 años,
las Nieves cubrían el patio, otra vez ellas, como protagonistas.
Me abrigué y fui a jugar por la ciudad, entonces apareció,
fue esa niña, la que sin conocerme, me tiro esa bola de nieve,
tenía una mirada pícara, traviesa, pero inocente.
Ese acto me hizo recordar lo que todos fuimos, niños.
Recordé ese libro, El principito,
el protagonista, viajando, encontraba a diferentes personas, los mayores.
El rico, que acumulaba estrellas, sin saber muy bien para que,
el geógrafo, con sus libros, que nunca salió de su hogar a buscar esas montañas,
el hombre del farol, que nunca le busco explicación a su labor...
Esa niña me hizo ver el contraste,
entre ella y las personas trajeadas con las que me cruzaba.
Demasiado serios para agacharse a coger una bola,aunque lo desearan,
demasiado serios para ser naturales,
demasiado serios para ser.
Las horas de trabajo, aunque sean innecesarias, nos proporcionan dinero,
es ese dinero, el culpable, que nos olvidemos hasta de ellos,
de los niños.
En ese momento, empezamos a desatender (nos-los),
olvidamos para que estamos aquí,
y pensamos que lo hacemos solo por el hecho de tener más estrellas,
aunque muchas veces, no sepamos ni en que cajón guardarlas.
En ese libro, un hombre vendía unas pastillas que quitaban la sed,
sobre un total de 57 minutos a la semana lo que nos ahorrábamos,
el principito dijo, que con esos 57 minutos,
él iría muy despacito a una fuente a beber agua,
probablemente, el otro, los dejara escapar por la acequia.
Fue entonces, cuando hice mi bola de nieve,
y la tiré, con todas mis fuerzas,
a la otra punta del parque.
En ese instante me sentí libre, feliz, volví a ser un niño,
porque aunque avancemos en edad, nunca debemos olvidar eso,
que fuimos niños, y lo que importa es disfrutar, con lo que tenemos,
aunque sea con una bola de nieve,
ya ves… tan simple.
Espero no verlas nunca derretirse en un escaparate.
Esas bolas, esos muñecos y esos parques son gratis,
¿Te vienes a jugar conmigo?
Abel Aparicio González - 2009
sábado, 10 de enero de 2009
El Gran Wyoming: Terroristas impunes
Casi tanto abatimiento y desesperación me causa escuchar al embajador de Israel en España justificar lo que ocurre en Gaza, o a tertulianos radiofónicos repetir una y otra vez que los militantes de Hamás ponen a los niños de escudos humanos. En un programa de televisión han dicho que el Ejército israelí llama por teléfono a las casas que va a bombardear y que los palestinos meten a los niños allí porque prefieren que mueran. Mientras, Cuba sufre un bloqueo internacional que machaca a su pueblo porque su Gobierno no cumple los requisitos que exige Occidente. Israel, por el contrario, nos viene a cantar a Eurovisión porque dicen que es el único país democrático de la zona. Los palestinos no cuentan: votan a los terroristas. ¿A quién votan los israelíes?
El poder del dinero sella las bocas. La lucha contra el terrorismo pasa, necesariamente, por la ruptura de relaciones con Israel. Lo demás es interés, ideología y racismo criminal.
http://www.publico.es
miércoles, 7 de enero de 2009
Era invierno, la estación de las Nieves
Ahora mismo no sé donde estarás, tú ya cumpliste, y espero que sea cierto que exista ese lugar en el que tú creías, poca gente se lo merecerá más que tú.
Yo sigo por aquí, conociendo esto un poco más, intentando mantener tu legado al nivel que me enseñaste; al nivel del café de esas tardes de instituto; al nivel de esas visitas cuando caía enfermo y por la ventana te veía bajar la cuesta, y a mí, sudando entre las mantas, se me escapaba una leve sonrisa, sabiendo que siempre cumplías; al nivel de esas conversaciones de tolerancia que me inculcabas, solo con un poco de ellas, todo sería más fácil, mejor.
Nunca olvidaré esas cenas, ni esas tardes de brasero mientras caían una tras otra, las magdalenas que preparabas. Fuiste buena hermana, solo tú, con tus manos supiste unir una fractura que no se debió producir, fuiste buena madre, buena esposa, como abuela... ojala yo pueda ser la mitad con mis nietos...
Ahora que ya no paseas por la calle, esa en la que siempre sopla el viento, ni te sientas en tu sofá, tu bastón será un punto de apoyo cuando lleguen mal dadas, y en cada momento bueno, un rincón estará ocupado por ti, ya que tú serás partícipe de cada logro, por eso que escribí hace tiempo... Gracias por enseñarme a ser.
Abel Aparicio González - 2009