CUNETAS
LUÍS PIMENTEL (1895-1958)
¡Outra vez, outra vez o terror!
Un dia e outro dia,
Sen campás, sen protesta.
Galicia ametrallada nas cunetas
dos seus camiños.
Chéganos outro berro.
Señor ¿que fixemos?
-Non fales en voz alta-
¿Ata cando durará este gran enterro?
-Non chores que poden escoitarte.
Hoxe non choran mais que os que aman a Galicia-
¡Os milleiros de horas, de séculos,
que fixeron falta
para facer un home!
Teñen que encher ainda
as cunetas
con sangue de mestres e de obreiros
Lama, sangue e bágoas nos sulcos
son semente.
Docemente chove.
Enviso, arrodeame unha eterna noite.
Xa non terei palabras pra os meus versos.
Desvelado, pola mañá cedo
Baixo por un camiño.
Nos pazos onde se trama o crime
Ondean bandeiras pingando anilina.
Hai un aire de pombas mortas.
Tremo outra vez de medo.
Señor, isto é o home.
Todas as portas están pechadas.
Con ninguen podes trocar teu sorriso.
Nos arrabais
bandeiras batidas e esfarrapadas.
Deixa atrás a vila.
Ti sabes que todos os dias
hai un home morto na cuneta
que ninguén coñece ainda
Unha muller sobre o cadaver do seu home
Chora.
Chove.
¡Negra sombra, negra sombra!
Eu ben sei que hai un misterio na nosa terra,
Mais alá da neboa,
Mais alá do mar,
Mais alá da chuvia,
Mais alá do bosque.
CUNETAS
(traducción al castellano - Mónica B. Suárez Groba)
¡Otra vez, otra vez el terror!
Un día y otro día,
Sin campanas, sin protesta.
Galicia ametrallada en las cunetas
de sus caminos.
Nos llega otro grito.
Señor ¿qué hicimos?
-No hables en voz alta-
¿Hasta cuando durará este gran entierro?
-No llores que pueden escucharte.
Hoy no lloran más que los que aman a Galicia-
¡Los millares de horas, de siglos,
que hicieron falta
para hacer un hombre!
Tienen que llenar todavía
las cunetas
con sangre de maestros y de obreros.
Barro, sangre y lágrimas en los surcos
son simiente.
Dulcemente llueve.
En viso, me rodea una eterna noche.
Ya no tendré palabras para mis versos.
Desvelado, por la mañana temprano
Bajo por un camino.
En los pazos donde se trama el crimen
Ondean banderas goteando anilina.
Hay un aire de palomas muertas.
Me estremezco otra vez de miedo.
Señor, esto es el hombre.
Todas las puertas están cerradas.
Con nadie puedes cambiar tu sonrisa.
En los arrabales
banderas agitadas y rasgadas.
Deja atrás la ciudad.
Tú sabes que todos los días
hay un hombre muerto en la cuneta
que nadie conoce todavía.
Una mujer sobre el cadáver de su marido
Llora.
Llueve.
¡Negra sombra, negra sombra!
Yo sé bien que hay un misterio en nuestra tierra.
Más allá de la niebla,
Más allá del mar,
Más allá de la lluvia,
Más allá del bosque.
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