- Los poemas de Iratxe, bajo mi punto de vista, son muy potentes, salen de muy abajo, de lo más profundo, son poemas entraña.
- Tanto los de Natalia como los dos últios son buenos, quizás alcanzando un mayor nivel poético que los de Iratxe, pero sin esa fuerza.
- No dejes de escribir nunca, maestro. O como suelo decir, rescatando aquella conversación entre Baco y yo desde Lavapiés a Sol allá por el año 2010, "Batania, faro ante tanta oscuridad."
El Jardín Botánico
Entre el gris de los geranios y un trébol de jilgueros,
en la línea recta que va de Lauros a Basauri,
bajo robles y encinas, perales y manzanos
que no siempre están en flor,
llegó el amor de Iratxe y su boca sin calendario.
Nada más corriente mi historia,
pero como ya era un proyecto de poeta,
quise poner en verso
la amplitud de mis sentimientos,
y leídas en las grandes páginas de la poesía universal
las palabras excelsas que se deben escribir,
pronto me olvidé de esos nombres,
pues me parecían
demasiado simples,
demasiado pobres,
demasiado claros,
y halladas en los libros las palabras
(nunca sabidas por mí hasta entonces)
de rododendro, meliloto y aladierno,
los pájaros
(que nunca había visto)
como la oropéndola o el aguanieves,
lugares
(a los que nunca he ido)
como Tracia, Arcadia y Antioquía,
nombres de mujer
(ya olvidados)
como Tisbe, Perséfone o Deyanira,
elegí éstos para referirme a aquéllos,
y en lugar de escribir, por ejemplo,
Iratxe camina entre los ciruelos de Lauros...
escribía:
Deyanira vaga entre los rododendros de Antioquía...,
sin saber qué mujer pudiera ser Deyanira
(nunca conocí ninguna)
qué planta, árbol o arbusto sea un rododendro
(pero es tan bella, la palabra)
qué lugar Antioquía
(sonoro, refulgente, señero).
Pero un día,
paseando por El Prado,
me dio por entrar
en el Jardín Botánico,
y cuando vi lo que realmente era
un aladierno,
lo que realmente era
un rododendro,
lo que realmente era
un meliloto,
quedé muy confundido:
no, la realidad no confirmaba
la belleza de sus nombres.
Desde entonces,
ay, desde entonces.
Ya no quiero Deyaniras sino Iratxes.
No quiero oropéndolas sino jilgueros.
Ya no quiero rododendros
sino los manzanos de Lauros,
aunque no siempre estén en flor.
H2O
Por eso fracasa el amor:
porque se jura en piedra
y se cumple en agua.
Por eso pido un amor
sin H2O:
con piedra de juramos
y piedra de cumplimos.
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