miércoles, 19 de noviembre de 2008

Vosotros

Atravesando la puerta de una habitación,
una simple barrera,

que casi no me había atrevido a cruzar,
al romper ese muro una canción me rodeo,
la flaca, de Calamaro, y esta me acompañó media noche

como si hubiese volado desde Illescas hasta As Pontes.
Para todas las personas, las queridas tenemos una canción,
yo por lo menos, así, cuando suenan, estén donde estén,
algo de ellos permanecerá a mi lado, y no se irá, jamás

En ese cuarto vivía una gallega,
ahora lo hace una manchega,

en mi caso han sido leoneses, maños, navarros, toledanos…
Son diferentes los puertos,
pero todos entran en el mismo lugar,

una mochila, la que nos acompaña durante la vida,
o la que guía nuestros pasos, la que dejamos que nos guíe

Ocurre que a veces compartimos techo con amigos, compañeros
Se pierden la cuenta de las horas, nos entregamos,
nos destapamos,

Los adoptamos como algo parecido a una familia, complicidad
Comparten nuestra locura, nuestras bromas,
nuestras borracheras,

comparten nuestros problemas y nuestro mal humor

Te sientes partícipe de su tiempo, te pintan en sus fotos,
en la agenda de sus viajes, lugar privilegiado en sus llamadas,
pero, y casi sin saber como, se cruza una ciudad, otro trabajo,
otra vida, otras personas y no quieres verlo, pero lo sabes

Al llegar a casa no están, en tus viajes tampoco, ni en tus planes
en tu teléfono su nombre se va difuminando hasta llegar a ese punto,
en el que casi llegan a desaparecer,
incluso se pueden ir lejos, allí, muy arriba,
con una mísera gota de esperanza,
que siguen juntos en algún parque, o en la barra de algún bar,
viéndote y riéndose esperando a verte en un futuro muy lejano.
pero que no se van, no los dejas
no se si es la grandeza de esta vida, que nos da esa oportunidad,
o su crueldad, que casi riéndose nos lo arrebata. Seamos optimistas

Es por eso, por las cosas de la amistad, por lo que las casas,
algunas veces, dejan de ser algo material,
para convertirse en eso, en el cobijo de la amistad.

Carlos Chaouen, nos dice que hasta ahora, nadie,
le ha escrito una canción.
A mi tampoco lo han hecho, pero solo saber,
que al escuchar una canción alguien se acuerde de mí,
hace que todo esto valga la pena, los viajes, las ciudades,
las mochilas y esos momentos, para mí, para vosotros


Abel Aparicio González - 2008

2 comentarios:

Anónimo dijo...

q pasa abeeeeeeeeeel... y mi canción cuala es?

pa ti, x siempre, platero en la radio y abel en el cabezo

o si no, el himno del atleti.. jeje

Julio Vegas dijo...

Abel, desde este momento dedicate a escribir canciones, tío!